domingo, 27 de julio de 2008

No te metas con mi cucu




En los dieciocho meses que Daniel Ortega ha usufructuado el poder en Nicaragua, nunca había reaccionado a una acusación. Todo este tiempo había mostrado un cínico desprecio hacia la crítica realizada por la ciudadanía y en especial de parte de los medios de comunicación. Desde la denuncia de la maratónica barrida de empleados públicos no sandinstas desde enero de 2007, pasando por los turbios negocios con Chávez, su relación con Irán, su hermandad con las FARC y el asilo a las guerrilleras de ese grupo, la corrupción de su Gobierno, el derroche millonario para resaltar su imagen, la confusión estado partido y tantas cosas más, el Titular del Ejecutivo se las ha pasado por el Arco del Triunfo y no se ha dignado a desmentir ni a aclarar nada. Si acaso, ha declarado que la sociedad civil son solamente sus CPC y a ellos les ha informado, de una manera casi de atol con el dedo, ciertas cuentas muy generales de lo que ha realizado con el dinero venezolano.

Sin embargo, la denuncia publicada por el Diario La Prensa sobre una supuesta reunión de Daniel Ortega con las FARC y el FMLN lo ha hecho reaccionar de una manera nunca antes vista, como un molusco gasterópodo cuando le ponen cloruro de sodio. Pareciera que al fin lograron encontrarle el talón de Aquiles al hombre de los nervios de acero. Su reacción ha traspasado los límites de lo absurdo cuando ha denunciado el hecho como una traición a la Patria. Además de copiar al carbón una de las denuncias preferidas por el régimen de Anastasio Somoza Debayle, los argumentos esgrimidos pareciera que hubieran sido preparados por o para retrasados mentales. El riesgo que está sufriendo la resolución sobre el problema limítrofe entre Nicaragua y Colombia, no tiene nada que ver con el hecho de que Daniel Ortega se hubiera reunido con representantes de las FARC y del FMLN. Sin embargo, si es cierto lo de la reunión mencionada, entonces, quien está atentando contra la soberanía nacional es el propio Daniel Ortega, pues está convirtiendo el país en refugio de terroristas lo cual tendría consecuencias funestas para el país y eso, a pesar de su rango, es traición a la Patria, pues está arriesgando a cinco millones de nicaragüenses por sus caprichos personales.

En segundo lugar, la ira del Titular del Ejecutivo se desborda contra el medio de comunicación debido a que no tiene ni la más remota idea de dónde salió la información que él cuidó celosamente, manteniéndolo como secreto de estado y ante la cual la Policía y el Ejército tuvieron que hacerse de la vista gorda. Esta presión sobre La Prensa, un tanto gallo gallina, pues en su discurso, además de la acusación contra el diario, aclaró que no lo cerraría ni enviaría a sus CPC a quemarlo, solo va dirigida a intimidar a los directivos del diario para que estos revelen su fuente y aplicarle el castigo que en forma gangsteril está acostumbrado a manejar el FSLN.

La Prensa por su parte, sabe muy bien que si revela el nombre de su fuente, lo está condenando a muerte atroz y si se calla, el FSLN tiene sus métodos para castigar al periódico de cualquier manera. La cautela que maneja Daniel Ortega, es porque no sabe cuánta información se reservó La Prensa y cuánto más puede implicarlo a nivel internacional, que es el punto neurálgico del Titular, pues no quiere provocar alguna medida de represalia por su participación en situaciones con tintes terroristas. Otro aspecto que también está obligando a dosificar la ira del Titular es la información paralela que aparentemente maneja otro sector de la oposición como es el PLC quien también ha sacado a la luz ciertos detalles sobre la mencionada reunión.

Lo evidente es que el terror se ha adueñado de Ortega, pues por alguna razón no quiere que salga a la luz la agenda que manejó ese grupo de nicaragüenses, colombianos, salvadoreños y venezolanos y que seguramente no era una kermesse la que estaban organizando.




1 comentario:

Denis dijo...

Muy acertado el planteamiento. Parece que cada vez hay más evidencias de que estos majes estuvieron en Nicaragua