lunes, 8 de noviembre de 2010

No hay peor ciego

Recientemente ha estado de visita en Nicaragua el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos. Su visita se ha limitado a promover el diálogo bilateral entre Nicaragua y Costa Rica, respecto al diferendo que ha ocurrido con relación a los límites entre ambos países en la zona del Río San Juan que Nicaragua ha empezado a dragar.

Es sorprendente la diligencia que ha puesto esa organización para promover el diálogo bilateral, sin embargo, como un vulgar cachimber boy, José Miguel Insulza se ha limitado únicamente observar el problema limítrofe, sin aprovechar su estadía para conocer de las violaciones a la institucionalidad del país y al Estado de Derecho. Hacerse de la vista gorda en este problema que amenaza a la democracia en Nicaragua es como visitar en México el ferrocarril llamado "de la muerte" y limitarse a observar el estado de las vías y los cruces con las carreteras y voltear la vista al enorme problema de la vejación a los migrantes centroamericanos.

Seguramente, al llegar Nicaragua y Costa Rica a un acuerdo, porque lo van a lograr, es capaz Insulza de nominarse al Premio Nobel de la Paz. Lo que merece, es un monumento a la indolencia.

miércoles, 14 de abril de 2010

Padre mío, por qué nos has abandonado

Después de leer la funesta noticia del accidente aéreo en donde perdiera la vida el Presidente de Polonia Lech Kaczynski, la mayoría de los nicaragüenses han elevado sus manos al cielo, como exclamando, Padre nuestro, te olvidaste de nosotros. Una vez más, habiendo un resquicio en el océano del azar, se nos escapó la oportunidad de perder al presidente, su esposa, su gabinete, su gente de confianza. Qué le costaba al Altísimo, mover su poderosa mano para que lo que fue una tragedia para todo un pueblo en Europa, se convirtiera en una bendición para un sufrido pueblo del tercer mundo. No es justo.

martes, 9 de febrero de 2010

Invictus

Apenas me recuperé de mi última dolencia que me tuvo recluido por un tiempo, lo primero que hice fue ir al cine. Tuve la suerte de encontrar una cartelera atractiva y escogí, desde luego, Invictus, la película dirigida por Clint Eastwood y protagonizada magistralmente por Morgan Freeman y Matt Damon. Al salir, mi mujer me escuchó decir: ¡Qué cochinada! Extrañada ella me reclamó diciendo que le había parecido una muy buena película a lo que le respondí que tenía razón, era una excelente película. A lo que yo me refería después de ver destellos de la gestión de Nelson Mandela era que nosotros los nicaragüenses teníamos una cochinada de gobierno.
A pesar de que la película no profundiza sobre el carácter de este carismático líder, pueden apreciarse suficientes rasgos para poder saber que se trataba de un presidente que tenía como primera prioridad a su país y que dio muestras de lo que un estadista debe de ser. No cabe duda que su humildad es su rasgo distintivo y a partir de ella condujo su vida y su servicio a la patria. A pesar de que condujo un movimiento armado y hasta fue tachado de terrorista, su gestión como presidente se caracterizó por su afán de reconciliación.
Es inevitable que después de ver detalles de la vida de Mandela, no se antoje compararlo con el Titular del Ejecutivo, cuyo carácter es todo lo contrario de este reconocido líder. Todo el respeto y admiración al que se hizo acreedor Mandela, el Titular del Ejecutivo ni en diez vidas lograría alcanzarlo.
Día a día, el remedo de presidente que tenemos, se concentra en desbaratar la Constitución y el Estado de Derecho en Nicaragua, soñando en eternizarse en el poder y lo peor de todo, no sabe ni para qué.
Tal vez alguno de sus esbirros pueda regalarle al Titular del Ejecutivo un DVD pirata con la película Invictus, para que mire lo que es un líder de verdad, para que vea cómo se trabaja para la reconciliación, a ver si por un momento reflexiona sobre el caos que está provocando en este país.