domingo, 26 de abril de 2009

El virus ya está en Nicaragua

Después de una serie de investigaciones profundas sobre el virus de influenza porcina humana que recientemente se ha detectado en México y en algunos puntos de los Estados Unidos, el Laboratorio Nacional de Microbiología de Winnipeg, Canadá, ha informado que se trata de un virus recombinado y que existe el riesgo de que evolucione hacia mutaciones más peligrosas, por lo que emitió una alerta ante la aparición de nuevas variedades que presenten una sintomatología cada vez más compleja.

Estas nuevas variedades del virus H1N1 del tipo A, podrían caracterizarse por una actividad febril, estado paranoico con manifestaciones de dilusión, delirios autorreferentes, pues esta variedad de virus parece conducir a la alteración de la dopamina en seres humanos.

Si observamos de cerca, la actuación del Titular del Ejecutivo, quien dicho sea de paso, tiene la afición de viajar por el mundo y por lo tanto la oportunidad de contagio al estrechar tantas manos y besuquear a media humanidad, pareciera que ha mostrado estos síntomas que hacen sospechar que se encuentra contagiado por el virus que ha alertado Canadá. Su comportamiento en la reciente V Cumbre de las Américas con su trasnochado y obsoleto discurso, su posterior comparecencia en La Habana, a cuenta de quién sabe qué, con el disparate del monopartido y sus acusaciones de conspiraciones en su contra desde la Embajada de los Estados Unidos, además de su obstinación por perpetuarse en el poder y su delirio de grandeza, no dejan lugar ha dudas de que está contagiado. Estos síntomas por lo tanto, llevan a pensar que esa nueva variedad del H1N1 ya está en Nicaragua y su trasmisión ha evolucionado un tanto lenta, pero efectivamente. Tal es el caso de la sintomatología presentada por altos funcionarios del Estado nicaragüense como el Magistrado Rafael Solís, que aparentemente en uso de sus facultades mentales ha planteado como opciones para el pueblo de Nicaragua el reelegir a Daniel Ortega o elegir a su esposa Rosario o la manera febril en que el diputado Castro defiende las tesis anteriores y promueve las reformas constitucionales que conlleven al disparate del Titular.

El problema con esta variedad de virus es que a diferencia de la encontrada en México que en los casos graves produce la muerte en 72 horas, estos estados se mantienen por tiempos prolongados, así que la vana esperanza de que ocurra lo mismo en Nicaragua es un tanto nula y es muy posible que quien pase a mejor vida en un corto tiempo es el estado de derecho, la libertad de expresión y la débil democracia. El LNM de Winnipeg ha declarado que la vacuna para este virus, sólo puede incubarse en el propio país. Hasta estos momentos se calcula que un 27% de la población tiene síntomas secundarios asociados, de un 38% que se temía inicialmente.


martes, 7 de abril de 2009

El atentado del Procurador

Ayer 6 de abril, se difundió la noticia de que el Procurador General de la República de Nicaragua, Hernán Estrada había sido víctima de un “atentado”. Sin embargo, milagrosamente había salido ileso, de tal forma que horas después daba declaraciones vía telefónica al canal de televisión oficialista, sobre las generalidades, un tanto oscuras, del “atentado”, culpando sin embargo, de manera amplia, a la iglesia católica por haber denunciado la presencia de grupos armados en el norte del país y a los medios de comunicación no oficialistas por haber difundido esta denuncia.

La Policía Nacional, a pesar de su reciente acercamiento al oficialismo, no quiso echarse ese trompo a la uña y de una manera muy prudente se apartó de las inferencias de Hernán Estrada y es que hasta un investigador amateur encontrará en la historia de Hernán grandes vacíos que lo único que provocan es la producción de múltiples hipótesis al respecto.

La hipótesis de Estrada de que la denuncia de los obispos de la existencia de grupos armados en el norte del país hubiera encendido los ánimos de fanáticos religiosos o de gente adversa al gobierno y en menos de tres días hubieran decidido reafirmar “las intenciones de los obispos” está jalada de los pelos, pues en esos días nadie toma tan en serio las invocaciones de los obispos.

Una hipótesis basada en la participación de sicarios profesionales no tendría mucha cabida pues si la intención era matarlo, lo hubieran hecho, un profesional no se deja engañar por la sangre que sale del cuello, simplemente hubiera rematado con el tiro de gracia y oportunidad la tenía. A menos de que la intención hubiera sido armar el teatro con tres disparos fallidos y uno de refilón. Esto lo acaba de realizar hace algunas semanas un personaje de una serie de acción en la televisión para despistar, rozando el cuello de la víctima para fingir el asesinato.

La hipótesis del asalto habría que descartarla pues tendrían que ser muy aficionados los ladrones para ignorar que alguien que sale a hacer ejercicio no carga nada de valor.

Podría tener cierto sentido la hipótesis de un ajuste de cuentas personal, pues no conocemos a fondo todas las debilidades o excesos del Procurador y no es remoto que tenga enemigos de carácter personal que de alguna forma quisieran haberse vengado de él. Lo extraño es que si alguien contrató a un tercero para realizar el trabajo, pues lo buscó muy amateur y si lo hizo personalmente, el Procurador lo tendría que haber reconocido e identificado.

Sin embargo, considerando que existen muchas inconsistencias en la historia de Estrada, como el hecho de que los “testigos” no hayan aparecido a la fecha, que no se encontraran los casquillos de las cuatro balas disparadas; que no se sabe quién llevó a Estrada al hospital y además por qué si el más cercano era el Roberto Huembes en Las Piedrecitas, lo llevaron al Militar si supuestamente estaba “gravemente” herido, según la sangre que emanaba de su cuello; por qué inmediatamente después de ingresar al Hospital Militar tuvo una larga conferencia con El Carmen, antes de armar el escándalo con el canal oficialista.
Todo esto nos hace pensar que al igual que todas las historias oficiales, hay gato encerrado. Es muy posible que todo sea un teatro y que una de dos, fue un profesional que le disparó escasito en el cuello o que no haya existido nunca el “atentado” y la herida del Procurador sea falsa.

A estas alturas, la Policía Nacional ya debe de tener una visión clara de lo sucedido, sin embargo, es muy probable que al igual que los despechados en una boda, callen para siempre.



domingo, 5 de abril de 2009

Gobernando a través de dogmas de fe

A propósito del reciente viaje del Titular del Ejecutivo a la Perla de las Antillas, en donde han circulado tantas versiones sobre su objetivo, desde recibir instrucciones, intercambiar impresiones hasta continuar el tratamiento que le mantiene su enfermedad bajo control. Al reclamar la oposición la falta de apego del Titular al mandato constitucional de solicitar permiso a la Asamblea Nacional cuando su ausencia se prolongue por más de quince días, uno de sus esbirros se limitó a responder: Es que El gobierna por celular. Ahhhhhh. Entonces no sería posible que desde Cuba le enviaran por celular lo que tenían que decir o que la famosa carta de Fidel se le hubiese enviado por fax o correo electrónico.

El caso es que para evitarse dolores de cabeza, a pesar de que todo se le resbala, el viajecito que estaba planeado para realizarse sin retornos intermedios, al final nos tiene de regreso al Titular, ahora con un nuevo estilo de gobernar, no tanto a través de celular, sino a través de dogmas de fe, pues todo el pueblo de Nicaragua debe de creer ciegamente que Fidel Castro recibió a Daniel, aunque no exista la famosa y codiciada foto. Ahora que se acerca la Semana Mayor, no es remoto que el Cardenal Obando, en los oficios religiosos de celebración de este magno período, asistido por Roberto Rivas como su monaguillo, declare que debemos de creer, de la misma forma que cualquiera de los dogmas de la Santa Madre Iglesia, todo lo que afirma el Titular del Ejecutivo, aunque la verdad se nos parezca más alejada que una remota galaxia. Así que si afirma que se reunió con Fidel Castro y éste le dijo que seguía siendo su consentido, así debemos creerlo.