jueves, 23 de octubre de 2008

El estupor de Carmen Aristegui

A inicios de la presente semana, la prestigiada periodista mexicana Carmen Aristegui, ahora a cargo de un programa de entrevistas en CNN, tuvo como invitado al poeta Ernesto Cardenal. El escritor nicaragüense fue consistente en su posición respecto al Titular del Ejecutivo de Nicaragua, misma que ha manejado en diferentes foros internacionales y que al final le valiera las acciones de represalia de parte del régimen Ortega-Murillo. Sin embargo, resaltó dentro de la entrevista que Cardenal catalogara al gobierno de Ortega como “demencial”, lo cual provocó un notorio estupor en la Aristegui, quien una vez que logró reponerse, le preguntó “¿Así de fuerte?” a lo que Cardenal remató: “Sí, es un gobierno que sólo locuras realiza”.

Más adelante en la entrevista, el poeta afirmó que las cosas en su país estaban llegando a un nivel que el pueblo de Nicaragua debía destituir a Ortega. Si con “demencial” la periodista casi se cae de la silla, con “destituir” se tragó la campanilla y luego de tragar saliva y recuperarse le inquiere, “¿Pero si Daniel Ortega fue elegido por la mayoría de los nicaragüenses?” a lo que Cardenal riposta: “Fue con un mínimo 38% de los votos”.

Tal vez en Nicaragua, poco a poco nos hemos ido acostumbrando a que el cinismo e hipocresía del Danielismo, nos vaya curtiendo la conciencia y la realidad de las cosas no nos impacte de la misma manera como llega a sacudir el intelecto de la gente que está fuera de esta vorágine. El caso de Aristegui es muy ejemplificante, pues con toda su experiencia y trayectoria, se observó que lo expuesto por Cardenal le llegó a lo más profundo de su ser. Por lo anterior, Carmen tuvo que preguntar una y otra vez si el actual gobierno tenía algo que ver con la emblemática revolución sandinista, a lo que el poeta simplemente respondió que no, que al final de los ochenta la revolución se había convertido en un pretexto para el robo descarado.

Todavía con más incredulidad que otra cosa, la periodista siguió buscando elementos que pudieran matizar el planteamiento radical del poeta, sin embargo, este último le presentó una lista, no completa, de los perseguidos de parte del régimen de Ortega, muchos de ellos figuras relevantes de la revolución sandinista.

Si por una parte, nos llena de vergüenza el hecho de que millones de televidentes hayan escuchado una breve radiografía de lo que sucede en nuestro país, o mejor dicho de lo que permitimos que suceda en nuestro país, por otra parte, nos alivia un poco el hecho de que vaya cayendo la venda, que el romanticismo de aquella revolución de los ochenta, puso sobre los ojos del mundo






jueves, 16 de octubre de 2008

De un Estado de Derecho a un Estado Gangsteril



Poco a poco, el Titular del Ejecutivo va destruyendo todos los indicios de un Estado de Derecho para transformarlo, sin el menor empacho, en un Estado que tiene todos los ribetes de la forma de actuación de las organizaciones gangsteriles.

De la misma manera en que los mafiosos destruían a todos sus competidores, el sandinismo orteguista, está tratando de eliminar cualquier asomo de oposición y crítica a su régimen. Con el mismo cinismo que los mafiosos, utilizando los más nefastos métodos, eliminaban a su oposición, la pareja presidencial ha puesto a todo el aparato gubernamental a eliminar a todas las organizaciones o individuos a trabajar para eliminarlos y sentar precedentes que pudieran servir de escarmiento a cualquiera que se oponga a sus métodos. No importa que en este afán, la maquinaria del Estado caiga en las más flagrantes irregularidades e ilegalidades y sus funcionarios tengan que caer en las más aberrantes galimatías al tratar de defender sus actuaciones.

El caso de CINCO la organización no gubernamental que cometió el grave pecado de que sus directivos criticaran al actual gobierno, fue víctima de un proceso en donde se cometieron de parte de la autoridad, más delitos que los que según ellos persiguen, es sólo una muestra de lo que se avecina en materia de prácticas gangsteriles en Nicaragua.

La investigación al Pingüino Arellano por el hecho de haber entrevistado a Vicente Fox es otra joya de este proceder, pues el delito de Arellano es haber permitido de que el ex presidente de México hubiera criticado al régimen orteguista.

Estas prácticas ya están dando sus frutos, pues observamos que Edgard Tijerino quien a veces se apartaba del tema deportivo para lanzarle críticas al gobierno, ya echó marcha atrás públicamente, debido a supuestas amenazas a su familia.

Sería prudente que la pareja presidencial recuerde que todos aquellos mafiosos, tarde o tremprano perdieron el poder, unos en forma más violenta que otros.



lunes, 6 de octubre de 2008

Vamos por más victorias



En las últimas fechas nos ha salido hasta en la sopa el Titular del Ejecutivo con un eslogan muy vistoso pero más vacío que el centro de un agujero negro: Vamos por más victorias.

Si tan sólo pudiésemos descifrar a qué victorias se refieren los Einsten de la propaganda política del Frente Sandinista, podríamos entonces descubrir el verdadero sentido del poder ciudadano.

He tratado de buscarle por todos sus ángulos a estas mentadas victorias y después de muchos desvelos no he logrado encontrar ni una sola.


Se habrán referido a la esperada victoria de Ricardo Mayorga en su última pelea, pues al haberle dedicado a Daniel Ortega su pelea y anticipada victoria, un púgil tan afín al Comandante, todo mundo esperaría que el triunfo se escribiría con una t mayúscula del tamaño del cielo. Al final fue tal la tremenda piporreada que le dieron a Mayorga, que las únicas victorias que hubo fueron las cervezas para disipar la pena.


Tal vez sería una victoria digna de mencionarse el negociazo que estaba por realizar el ex banquero, ex aspirante presidencial y ahora embajador itinerante por Europa, Alvaro Robelo y que al final fue descubierto y sólo quedó el gran chasco. O a lo mejor la victoria fue que gracias a la inmunidad que le otorga el pasaporte diplomático expedido por el Titular del Ejecutivo, el repulsivo personaje logró salirse con la suya.


Acaso sería una victoria la vapuleada que le propinaron a unos estudiantes que se manifestaban frente al canal oficialista, unas turbas comandadas por uno de los elementos más especializados en asonadas que ha tenido el FSLN o podría ser que la victoria sea la cínica acusación de los empleados del canal oficialista que salen con la cochonada de que los amenazaron de muerte.


Sería a lo mejor una victoria que el Consejo Supremo Electoral haya logrado convertir en nicaragüense, en menos de lo que canta un gallo, a un miembro de las terroristas FARC o a lo mejor la victoria será que los nicaragüenses sean tratados como sospechosos en cualquier aeropuerto del mundo.


Podría tal vez considerarse una victoria que el Gobierno Central se abanique con la ley, al colocar en todas las entidades públicas propaganda del Frente Sandinista, llegando al colmo al ponerlas en el frente de la Catedral de Managua y ante esto, el Consejo Supremo Electoral, como los monos, no ven, no oyen, no hablan.


A lo mejor será una victoria la calidad de ministros que se gasta el Gobierno de Reconciliación, como el brillante caso del Ministro de Hacienda, que a pesar de la existencia de una grabación en donde admite de manera abierta una serie de delitos, sale con la lindura de que no es válido lo que dijo pues no lo hizo de manera oficial, ni ante los medios oficiales. Echense ese trompo a la uña. O tal vez será el Ministro de Educación que en casi dos años no ha realizado la menor acción para mejorar la situación de este sector y de la misma forma que con el más grande de los hastíos los acarreados de la oración fuerte contra el odio, mueven de manera desganada la bandera nacional, De Castilla sigue moviendo la bandera en contra de la autonomía escolar.


Será por ventura, la raquítica concurrencia que acompañó a Alexis Argüello en su apertura de campaña, ante la expectativa de que este candidato ni fía ni da barato, pues sólo habla si le están moviendo los hilos por detrás.


Será que soy un tanto miope desde joven, pero no logro ver ni una victoria, mucho menos a dónde van a ir a traer más.