miércoles, 5 de noviembre de 2008

La infame y vil minoría



Los sandinistas son una minoría en Nicaragua. En la actualidad no llegan ni siquiera al 38% con el que supuestamente ganaron las elecciones de 2006 y eso lo sabe muy bien la cúpula orteguista. Por ese motivo, las elecciones municipales a realizarse el próximo domingo 9 de noviembre, tienen un significado especial pues si la población se decide a asistir masivamente a las urnas, pueden dejar al sandinismo en evidencia, al relegarlos a una minoría aún más vergonzosa.


Por otra parte es un hecho de que la labor proselitista de los sandinistas es nula, pues ya han llegado al convencimiento de que es prácticamente imposible que ganen adeptos con sus gastados y vacíos discursos y precisamente el treinta y tantos por ciento finaliza donde empieza a mostrar la población indicios de capacidad intelectual, de tal forma que la manipulación que se observa en los estratos inferiores en cuanto a razonamiento y capacidad de discernimiento, no trabaja en los niveles arriba de ese límite.


La estrategia seguida pues por los brillantes asesores de la pareja presidencial, es atemorizar a la población al máximo para promover el abstencionismo, bajo la premisa que esa minoría de sandinistas, por su estrecha mentalidad, es disciplinada al extremo con su partido y votarán al abrir las juntas receptoras.


En su desesperado afán de ahuyentar el voto antisandinista, los expertos asesores del partido rojinegro han recurrido a acciones de presión obsoletas, que sin importarles que los ubiquen en el nivel de trogloditas, realizan sin el menor pudor, como lo ocurrido en la ciudad de León, en donde el candidato a alcalde por el frentismo, se lució garrote en mano, para defender las calles de su “propiedad”, el asalto a la UCA o la última gracia de la “juventud” sandinista al apedrear la caravana de Eduardo Montealegre.


Quisieron sentar precedentes mediante la intimidación directa a relevantes opositores al régimen, pero les salió el tiro por la culata, como en el caso de Ernesto Cardenal, en donde creían ir por lana y salieron trasquilados cuando grandes exponentes de la opinión pública internacional se solidarizaron inmediatamente con el poeta y algo parecido sucedió con el caso del periodista Carlos Fernando Chamorro.


Otra táctica es montar un fraude gigantesco, para “arrebatar” los resultados de la votación, motivo por el cual el Gobierno de Ortega con el Consejo Supremo Electoral han rechazado la participación de observadores internacionales o nacionales, mediante el argumento de que ellos mismos se observarán, como quien dice, el gato se pondrá a cuidar la leche. Enorme proeza del Presidente del Consejo, el rehén de los sandinistas pero víctima del síndrome de Estocolmo, que espera tan sólo mantener su avioneta por un buen rato más.


Como la minoría se nota en espacios abiertos, de tal manera que ya no llenan plazas y fácilmente se observan espacios pelones, ahora los sandinistas se manifiestan en caravanas, pues una fila de vehículos estatales o privados pero con combustible del erario público, da la apariencia de una multitudinaria demostración de respaldo.


Otra joya del brillante Gobierno de reconciliación es haber decretado tres días de asueto obligatorio, con el pretexto de facilitar la participación ciudadana en las elecciones, cuando en realidad tienen la vana esperanza que el largo puente pueda tentar a los opositores y se vayan de vacaciones y de esta manera tener menos votos en contra. Vaya mentalidad tan infantil. Si el asueto promoviera más participación ciudadana para votar, de seguro que no hubieran dado ni un solo día.


Es pues evidente, que el sandinismo está dando patadas de ahogado y tiene el temor de que la población, esa inmensa mayoría que los ha desenmascarado, se exprese a través del voto y los vuelva a castigar una vez más. Así que está en manos de esa gran proporción de nicaragüenses que rechazan la dictadura de la oligarquía orteguista, que dejen sus temores a un lado y vayan a votar este nueve de noviembre, todos en contra de Ortega y restregarle a esa infame y vil minoría que el pueblo, el de verdad, el que piensa, manda.










4 comentarios:

Chepe Vélez dijo...

Lo triste es que por ser tantos los trucos algunos si daran sus resultados. El asueto mando a muchos a la playa, ya no votan. El censo ilegan intimida, se sienten vigilados y ya no votan. Esperemos que mas tiene la dictadura que mostrar al ver los resultados.

El Zorro dijo...

Tenés razón Chepe. Muchos se verán amenazados y muchos sentirán temor. Pero en el fondo los que más temor tienen son los orteguistas. La Ministra del trabajo se zurreo cuando el Cosep la amenazó con una extendida rebeldía. NO es tan fiero el león como lo pintan.

Gabriela Montiel H. (Kame) dijo...

Esta mayoria de la que hablas...necesita reaccionar con algo mas que el VOTO...sobrevalorado..

El Zorro dijo...

Así es Gabriela. No te quepa la menor duda de que así será.