sábado, 22 de noviembre de 2008

Y las puertas del infierno




Como en aquellas películas de vaqueros, en donde la pandillas de asaltantes celebraban sus “victorias” repartiéndose el botín, mientras se emborrachaban y daban rienda suelta a su lujuria y demás bajos instintos, disparando a diestra y siniestra; anoche, el orteguismo celebró el robo más grande y descarado en la historia institucional de Nicaragua.


El Titular del Ejecutivo, como un Houdini de cuarta categoría, “charáaaaan”, apareció en escena después de trece días de estar “embuzonado” en su “cuarto de guerra” dirigiendo con la ayuda de sus asesores, el mayor asalto de la vida republicana del país. Se llevó en el saco al mismo Somoza García, lo cual es mucho decir.


Habría que admitir que no todo fue miel sobre hojuelas como dicen en la madre patria, pues en esos días, el Titular del Ejecutivo literalmente echó la bilis en varias ocasiones. Dos de ellas con los comunicados de la Conferencia Episcopal; pues sus asesores habían previsto un pronunciamiento, pero lo esperaban en el lenguaje gallo gallina de siempre. Los obispos le pegaron duro, pues claramente lo acusaron de robarse las elecciones y de incitar a la violencia en el país y con la claridad del agua de manantial.


Lo otro fue la tremenda revolcada que le pegaron a su embajador ante la OEA, quien con argumentos válidos sólo para una audiencia carente de materia gris, como son los orteguistas, quiso denunciar un plan macabro de la derecha internacional para desestabilizar al gobierno de Ortega. Pero lo peor, fue tratar de involucrar en esto al Secretario Insulza, quien goza de un prestigio internacional que Ortega jamás llegará ni a soñar. Los resultados fueron desastrosos para el orteguismo, pues aparte de Venezuela, obvio, no logró el respaldo de ningún país.


La furia del Titular del Ejecutivo fue tal, que inmediatamente tomó el teléfono y le ordenó a Roberto Rivas que oficializara el fraude electoral esa misma tarde. Rivas se confesó con el Cardenal Obando quien le dijo que más quemado no podía estar, así que lo más prudente era cumplir al pie de la letra lo ordenado por el “caudillo”. Así lo hizo y solo le faltó cantar la infame parodia de la canción de John Lennon y lucir una camiseta del “amor es más fuerte que el odio”, si es que encontraba una de su tamaño. Los magistrados liberales, sin ningún empacho, le siguieron la corriente y salieron del recinto con su maletincito “made in Venezuela”.


Ahora, Ortega y su pandilla, mientras se recuperan de la resaca de la celebración, están pensando en las estrategias a seguir para boicotear la procesión que la Iglesia Católica está preparando para el domingo, pues las amenazas de muerte a los familiares de algunos sacerdotes no están surtiendo efecto e incluso se habla de que los obispos tienen planeado excomulgar a la pareja presidencial si persiste en sus negras intenciones.


También empezó el Titular del Ejecutivo a crear los mecanismos para detener los intentos de la oposición de anular, a través de la Asamblea Nacional, el proceso electoral más sucio que jamás se haya visto en el país.


Mientras tanto, un reconocido Chamán le ha recomendado seriamente a la pareja presidencial que desista de su viaje planeado para diciembre, pues la tos del gato no augura nada bueno y no todo es miedo en el país.








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