
Tal parece que la fiebre desatada por
No contento con la metida de pata de Manuel Coronel Kauts, Canciller en funciones, quien amenazó a los donantes con declarar non gratos a quienes se atrevieran a criticar al Gobierno; en su más reciente aparición de Daniel Ortega, ahora por fin en territorio nicaragüense, levantó la atención internacional al presentarse acompañado con las terroristas de las FARC, asiladas cómodamente en Nicaragua y por si fuera poco, el Presidente Viajero lanzó una amenaza al Presidente Alvaro Uribe, para que este no se atreviera a mandar a matar a las casi heroínas asiladas. Tal vez Ortega recordó cuando en 1980 un comando del ERP al mando de Gorriarán Merlo asesinó a Anastasio Somoza Debayle, asilado en Asunción Paraguay y su gobierno mandó a decretar esa fecha como día de fiesta. Como dice el dicho, cree el león que todos son de su condición.
Otra perla que sacó Ortega en su última aparición fue que mandó a anular el decreto en donde el Gobierno de Reconciliación y Unidad le otorgaba al Embajador Estadounidense Paul Trivelli, quien finaliza su misión diplomática en este país,
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