domingo, 22 de junio de 2008

Balada para un loco




El Presidente Viajero de Nicaragua, Daniel Ortega apareció de nuevo el día de ayer, en un acto realizado en Masaya, en donde inauguró una planta eléctrica y recibió las cartas credenciales de los embajadores de Venezuela y Ecuador. Para no perder la costumbre, el Presidente llegó al acto con dos horas de retraso y se ubicó en medio de unos matorrales que le sirven de barrera natural con el pueblo presidente.

Su discurso fue dedicado a atacar a la comunidad donante, con un estilo propio del borracho que en medio de su delirium tremens, no tiene empacho en insultar de la manera más vulgar a todas las personas y en especial a quienes les debe gratitud.

El titular del Ejecutivo llamó “minucias” a los cientos de millones de dólares que anualmente entregan los gobiernos de esta comunidad donante, en nombre de sus pueblos y con un espíritu altruista ante nuestra desgracia que irónicamente tiene sus orígenes en el desastre que causó el paso del sandinismo por Nicaragua en los años ochenta. Ortega tuvo también la ilustre idea de comparar a la comunidad donante como moscas ante la inmundicia, expresión en donde nos lleva en el saco a todos los nicaragüenses al incluirnos en la inmundicia y graciosamente nos pone en una situación calamitosa al comparar la buena voluntad de los países amigos, con moscas.

En un arranque de valentía, el Comandante Disparate, reta a los países donantes a que se lleven su dinero a otro lado, que no somos Judas para aceptar 30 monedas, sin mencionar por cuántas monedas su partido traicionó al pueblo nicaragüense y lo condenó al sacrificio, o por cuántas lo quiere volver a vender ahora.

Después de esta desafortunada aparición, crecen las dudas del pueblo nicaragüense de que su Presidente padece de una demencia galopante. Su cada vez mayor pérdida de la memoria, incluso de detalles importantes que ocurrieron en los años ochenta, su incapacidad de comunicación y de mantener una línea lógica en el pensamiento, sus constantes repeticiones y balbuceos, sus apariciones con chaquetas en lugares de extremo calor, su falta de comprensión, su conducta obsesiva y agresiva, sus ilusiones exageradas, su insomnio recurrente, son síntomas inequívocos de que Daniel Ortega está perdiendo la razón. Esto ha sido confirmado con sus constantes desapariciones y que sus íntimos admiten que va a Cuba a recibir tratamiento psiquiátrico.

Con el discurso de ayer, todo esto se confirma más y sólo le faltó decir al final de su intervención: Ya se que estoy piantao, piantao, piantao.







1 comentario:

José Robelo dijo...

Creo que El Zorro tiene razón, este tipo ya perdió la razón y anda metiendo al país en cada problema. La Asamblea debería de estudiar la situación clínica de este sujeto pues al rato puede declararle la guerra hasta El Vaticano. Mejor prevenir que lamentar.