¿Dónde quedó la bolita?

Ha salido al tapete aquel famoso juego predilecto de estafadores, en donde en tres recipientes se esconde una bolita que al final, después de varios lances del hábil malhechor, para desdicha del ingenuo espectador, desaparece por completo al igual que su dinero. Esto porque lo mismo ha pasado con los buses que inicialmente había donado el Gobierno de Rusia al Gobierno de Nicaragua y que fueron entregados en un acto partidista encabezado por el Titular del Ejecutivo a la empresa sandinista Alba-Caruna. Ante la protesta de algunos sectores de la sociedad, salió que no fue una donación, sino una venta. Luego, al persistir las protestas y reclamos a la Contraloría General de la República, salió que no era venta, sino donación del Gobierno de Rusia a la empresa Alba-Caruna. Al continuar las inquietudes del pueblo de Nicaragua, salió al quite al Alcalde de Managua designado por el CSE, Alexis Argüello, aclarando que creía que había sido él quien en su reciente viaje a Rusia lo había logrado y que no estaba seguro pues no habla ruso, pero era una donación del pueblo ruso a la Alcaldía de Managua. Posteriormente, el Embajador de Rusia en Nicaragua aclara que se trató de una donación de una empresa rusa a la empresa Alba-Caruna, a petición del Titular del Ejecutivo, que tampoco habla ruso pero tiene sus altos contactos con las empresas privadas de aquel país.

Al final de cuentas, nadie sabe y nadie supo. En esa maraña de información ya no se sabe a quién creerle, pues como dicen por ahí, a los dos y con miedo. Mientras tanto, el Gobierno se limita a exclamar: Va jugando, a ver, dónde quedó la bolita.


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