Nuevamente Daniel Ortega ha llegado a un foro internacional con su trasnochado discurso. Tal vez en esta ocasión pueda armonizar con la ocasión pues se trata del Foro de Sao Paulo que reúne a líderes de la izquierda latinoamericana, aunque hay de izquierdas a izquierdas. Dentro de su insistente paranoia sigue hablando de conspiraciones, acusa de dictadura a las democracias y disfraza de democracia a las dictaduras, llamas beligerantes a los terroristas y terroristas a los gobiernos que los combaten.
Pareciera que la incoherencia ha secuestrado su mente y es ahora incapaz de guardar la mínima cordura en sus actuaciones. Mientras el mandatario sigue derrochando palabras, además de recursos con sus multitudinarias comitivas familiares, el pueblo de Nicaragua sigue esperando explicaciones sobre su desastrosa administración, que además de acusar un tremendo deterioro en la economía nacional, incrementado los niveles de desempleo, pobreza, inflación y desconfianza, está mostrando claros indicios de corrupción.
Hasta la fecha no se ha escuchado una declaración que explique de manera diáfana el mecanismo como funciona la ayuda venezolana ni por que ejecuta un presupuesto paralelo, se hace con el mayor secretismo posible. Así mismo, altos funcionarios resultan ahora favorecidos con jugosos contratos con fondos del estado, evadiendo la legislación de contrataciones vigente. Las únicas declaraciones que ha habido al respecto son puras tomaduras de pelo, en donde con el mayor cinismo se burlan de la inteligencia de sus conciudadanos.
Es absurdo que un presidente que ha demostrado su incapacidad para gobernar a un país y conducirlo hacia la prosperidad, que rechaza tajantemente rendir cuentas al pueblo y que promueve de una manera cínica la corrupción en su gobierno, todavía quiera convertirse en un líder regional, en un abanderado de la democracia y de las causas justas.
Pareciera que la incoherencia ha secuestrado su mente y es ahora incapaz de guardar la mínima cordura en sus actuaciones. Mientras el mandatario sigue derrochando palabras, además de recursos con sus multitudinarias comitivas familiares, el pueblo de Nicaragua sigue esperando explicaciones sobre su desastrosa administración, que además de acusar un tremendo deterioro en la economía nacional, incrementado los niveles de desempleo, pobreza, inflación y desconfianza, está mostrando claros indicios de corrupción.
Hasta la fecha no se ha escuchado una declaración que explique de manera diáfana el mecanismo como funciona la ayuda venezolana ni por que ejecuta un presupuesto paralelo, se hace con el mayor secretismo posible. Así mismo, altos funcionarios resultan ahora favorecidos con jugosos contratos con fondos del estado, evadiendo la legislación de contrataciones vigente. Las únicas declaraciones que ha habido al respecto son puras tomaduras de pelo, en donde con el mayor cinismo se burlan de la inteligencia de sus conciudadanos.
Es absurdo que un presidente que ha demostrado su incapacidad para gobernar a un país y conducirlo hacia la prosperidad, que rechaza tajantemente rendir cuentas al pueblo y que promueve de una manera cínica la corrupción en su gobierno, todavía quiera convertirse en un líder regional, en un abanderado de la democracia y de las causas justas.
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