jueves, 8 de mayo de 2008

La Sima Alimentaria


Tremendo chasco se llevó Daniel Ortega con su Cumbre Alimentaria, organizada bajo la inspiración casi divina de su mentor Hugo Chávez, que por cierto, al igual que en la escuela, se declaró enfermo, sabedor tal vez, por sus sistemas de inteligencia, del fracaso anticipado de la reunión.

En un deslucido acto en donde predominaban los pretextos para la ausencia de los principales invitados, Daniel Ortega sintió que estaba tratando con sus famosos Consejos del Poder Ciudadano y esperaba que todos los asistentes firmaran sin reservas los planteamientos que previamente le habían dictado desde Venezuela y en donde se partía de la necesidad de enterrar de una vez por todas el libre mercado. Viva el control absoluto del gobierno, dijo para sus adentros, cuando el presidente de Costa Rica simplemente dijo, no cuenten conmigo, sumándosele luego los cancilleres de El Salvador y México.

La constante confusión de Ortega entre lo que es el pragmatismo de las políticas económicas con la vulgar politiquería que desborda en sus trasnochados discursos, lo llevó al precipicio de la cumbre, quedando como el hazmerreír de la comunidad internacional.

Mientras espera en su esquina a que sus seconds le apliquen vaselina en las cejas y le compongan el protector bucal, entre buche y buche de agua le deberían aconsejar que mejor tire la toalla.

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