lunes, 19 de octubre de 2009

La gran estafa

Hablando como el Sumo Pontífice, desde la cátedra, el ahora asesor de la Presidencia de la República, Bayardo Arce Castaño, ha declarado que la investigación periodística sobre el grupo empresarial de Albanisa, es una de las mayores estafas al pueblo nicaragüense. Arce, periodista de formación, no supo explicar si el llevar a cabo una investigación sobre la principal fuente de ingresos de la cúpula orteguista, constituye una estafa; si los procedimientos de la investigación periodística fueron viciados para merecer ese calificativo, si los resultados de la investigación fueron falseados o bien, simplemente fue un intento de que ese calificativo pueda constituir una cortina de humo para tapar toda la porquería que en materia de transparencia está caracterizando al gobierno de reconciliación. El comandante de la revolución no ofreció ninguna explicación al respecto, ni aclaró nada de lo resultante de la investigación sobre Albanisa, ni mucho menos convenció a nadie sobre la mentada estafa.

De esta forma, el asesor económico está dando la tónica que en materia de comunicación está manejando el actual gobierno orteguista. O bien se descalifica cualquier intento de descubrir los negocios que con dinero del erario, están allegando de dinero a las cuentas secretas de la cúpula orteguista, o por otro lado, se dice con el mayor descaro que es cierto ¿y qué?

Así pues, la mentira parece ser la divisa del régimen neosomocista. El fin de semana el Titular del Ejecutivo declaró en Bolivia, que la “resistencia” hondureña, léase la pequeña comparsa de Manuel Zelaya financiada por Hugo Chávez, está insistentemente buscando armas y lugares de entrenamiento en Centroamérica. Inmediatamente, el vocero de la “resistencia” hondureña desmintió al Titular del Ejecutivo, sin dar muchas explicaciones respecto a qué es lo que realmente buscan.

El secretismo por su parte, parece estar contaminando todas instituciones del fallido Estado en Nicaragua. Por ejemplo, nadie supo cuál fue la misión del diputado Edwin Castro en España en un viajecito que le costó un ojo de la cara al debilitado presupuesto nacional y que incluyó, siempre con cargo a nuestros impuestos, una presentación exclusiva de un amargo “bailaor” que cobra 50,000 euros.

Tal vez sería conveniente que la Asamblea Nacional, imitando el ejemplo del Gabinete de Maldivas, sesionara en el fondo del lago Xolotlán, para que mirando a su alrededor se den cuenta hacia donde nos lleva este gobierno.

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