domingo, 28 de junio de 2009

El Golpe

No nos engañemos. Hugo Chávez tiene un plan maestro para adueñarse de la mayor parte de América Latina. Lo de Honduras no era una inocente encuesta como lo manejaba Manuel Zelaya, era parte de ese plan en donde a través de una reforma a la Constitución Política de Honduras se perpetuaría en el poder a un títere de Chávez. Al igual Nicaragua, todo se encamina a dejar como dictador al otro monigote de Chávez. No es una tremenda casualidad que todos los muñecos del otrora general y fallido golpista, tengan sueños de reelección con miras a quedarse forever en el poder.

Pero el tinglado no está tan firme, en El Salvador como que Funes se le quiere salir del huacal al inclinarse por Lula Da Silva y ahora en Honduras sucedió lo que nunca había previsto en su plan el soñador bolivariano. Las instituciones hondureñas destituyeron a Manuel Zelaya el día de hoy.

Por protocolo, más que por principios, todos los gobiernos del mundo tienen que repudiar el golpe, sin embargo, al final de cuentas debe prevalecer el principio de no intervención, pues de lo contrario, tendría sustento la intervención internacional ante el robo de las elección de noviembre de 2008 en Nicaragua, en donde con el mayor cinismo el orteguismo declaró: Lo robado está bien robado, como quien dice y ahora aguántense y nadie de afuera tiene el derecho de criticarnos.

Sin embargo, ahora con un cinismo mucho mayor, critican de gorilismo y de trogloditas a los que perpetraron el golpe en Honduras, cuando ellos lanzaron a la calle a pandilleros contratados para que vapulearan a la oposición que quería protestar por el descarado robo de las elecciones.

Y Hugo Chávez todavía tiene el descaro de decir en televisión que no permitirán otro presidente en Honduras. ¿Y de cuando acá él es el dueño de ese país? Llegando al colmo de amenazar con derrocar a cualquier presidente que no sea Zelaya.

¿Qué pasará? Ni los mejores politólogos pueden en estos precisos momentos anticipar los resultados finales de esta crisis. Si Honduras puede hacer prevalecer la voluntad de sus instituciones y mantener a su nuevo presidente hasta las próximas elecciones, sería un precedente negativo para las aspiraciones bolivarianas del dictadorzuelo de Chávez. Si mediante la fuerza derrocan al nuevo presidente para volver a instaurar a Zelaya, también podría ser un mal precedente para Chávez, pues el mismo modelo intervencionista, de distinto origen, podría venir a liberar a los nicaragüenses del yugo del orteguismo.


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