jueves, 5 de febrero de 2009

Perdone usted M. Bataillon

Hace algunos días el diario El País de España publicó una entrevista con el sociólogo francés Gilles Bataillon, experto en sandinismo, en donde éste expresó que Daniel Ortega entiende Nicaragua como si fuera su finca. Nada más errado Sr. Bataillon. No sé si usted ha tenido la oportunidad de conocer a un finquero. Un finquero entiende su finca como un compromiso de entrega, más que como un instrumento de explotación. Tiene la conciencia de que un patrimonio debe de cuidarse y mejorarse y antes de cada intervención piensa en las futuras generaciones. Realiza labores que darán frutos a largo plazo y trata de trabajar en armonía con la naturaleza. Además trabaja desde que sale el sol y no para hasta mucho después que se ha ocultado.

Daniel Ortega por el contrario tiene una naturaleza compulsivamente destructiva, como una antítesis del Rey Midas, todo lo que toca lo convierte en miseria. Al igual que el gitano señorón, le tiene miedo al trabajo y lo hace eventualmente algunas horas por la noche, pues como modelo alemana, no puede recibir más de dos horas de sol.

Si existe algún oficio con el que pudiera compararse a este aspirante a dictador es el de maderero, de esos que piensan sólo en enriquecerse a costa de destruir despiadadamente los bosques y que poco les importa que queden tierras desérticas por donde ellos pasan.

Precisamente en estos días, el erario público tiene que desembolsar más de cien millones de dólares en concepto de los bonos de indemnización por la graciosa Piñata con que terminaron de rematar su desastrosa intervención en la década de los ochenta. No contentos con haber llevado al país de una bonanza envidiada por algunos países de la región hasta un estado de miseria absoluta, lo poco que había quedado se lo repartieron como botín de guerra.

Pero ahora, los sandinistas juegan a la amnesia, ellos fingen padecerla y pretenden que todo Nicaragua fija que la padece, pues no se acuerdan de La Piñata y quisieran que el pueblo nicaragüense la borre de su disco duro. Es más, pretenden borrar la memoria a muy corto plazo, pues cuando la cooperación internacional les corta la ayuda, condicionándola a que reviertan el fraude de las elecciones de noviembre pasado, lo único que alcanza a decir: ¿Cuál fraude? ¿Cuáles elecciones?

Una prueba de esto es el descarado artículo de Tomás Borge, publicado hoy en El Nuevo Diario, en donde pretende defender a Daniel Ortega de las declaraciones de Ernesto Cardenal. Se le olvidó al Comandante el famosa dicho: No me defiendas compadre. Al final cuando se dio cuenta del ridículo que estaba haciendo con dicha defensa, se va por el lado de Gaza y los judíos. Sin embargo, se le olvidó, aprovechando la comparación, declarar que después de Daniel Ortega, la franja de Gaza será el paraíso comparada con Nicaragua.



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